La expresión facial
El rostro tiene una importancia vital como instrumento de comunicación. Es uno de los estímulos más importantes de la interacción, ya que es el comunicador primario de la información emocional.
Las expresiones faciales se utilizan para iniciar o terminar con una conversación y reflejan actitudes interpersonales. También utilizamos nuestro rostro para facilitar e incluir respuestas en nuestra interacción diaria.
Las expresiones faciales que ilustran las emociones básicas de felicidad, sorpresa, disgusto, tristeza, ira y temor aparentan no variar mucho a través de las culturas.
No podemos negar que estamos conscientes del potencial comunicativo de nuestro rostro y lo utilizamos con cuidado, inhibiendo y exhibiendo según sea nuestro deseo. Ekman y Friesen (1975, en Knapp, 1978) indican que dada la retroalimentación constante que recibimos en relación con nuestra expresión facial nos hacemos sumamente diestros en controlarla. De hecho, según estos autores el rostro ha sido llamado ‘‘el mayor mentiroso no-verbal’’.
El contacto visual
El estudio del contacto visual en la comunicación se conoce como oculesia. Las señales ofrecidas por el contacto visual parecen revelar mucho sobre la personalidad de un individuo. El contacto visual es la forma más poderosa de comunicación no-verbal. La interacción y la unión entre los individuos se basan en sus miradas. Las relaciones de autoridad y los encuentros románticos y sexuales son solo algunas de las muchas interacciones que se inician y se mantienen a través de la mirada.
Knapp (1978) ha identificado cuatro funciones principales del contacto visual:
• Regular la corriente de comunicación: El contacto visual ocurre cuando queremos señalar que el canal de comunicación está abierto. Cuando se desea romper o ignorar el contacto visual disminuye.
• Cotejar la retroalimentación: cuando se quiere saber la reacción de otra persona la mira. Si la otra persona también le mira, se interpreta como interés.
• Expresar las emociones: En ocasiones una mirada a los ojos puede ofrecernos indicios de cómo se siente esa persona. Algunas expresiones de la emoción muestran un gran número de cambios en los ojos.
• Comunicar la naturaleza de la relación interpersonal: Las miradas son indicativas de la relación que existe entre dos personas que interactúan.
Knapp (1978) identifica una serie de condiciones que parecen influir en la frecuencia del contacto visual:
• Distancia: las miradas mutua parecen aumentar según aumenta la distancia entre la pareja que se comunica, Puede haber menos contacto visual cuando dos personas están muy cerca una de la otra, sino se conocen bien.
• Características físicas: Se tiende a pensar que se mira menos a una persona con impedimentos físicos, esto no es lo que ocurre.
• Características de personalidad: La relación entre los patrones de miradas y las características de personalidad es débil.
El contacto visual puede ofrecernos indicios de cómo se está estableciendo el vínculo afectivo entre el terapeuta y su cliente. A mayor vinculo, mayor contacto visual. Un terapeuta que ha observado el patrón de contacto visual de su cliente desde el inicio de la interacción puede observar sus cambios como evidencia de que el cliente está mejorando.
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